Agua hermosa": basta traducir literalmente del euskera el nombre del río Urederra para adivinar que merece la pena triscar monte arriba por la sierra navarra de Urbasa hasta llegar a su nacedero. Las dos carreteras que unen Estella con Alsasua, ya en el límite con Álava, son los espinazos de asfalto que vertebran y permiten recorrer el macizo, sus hayedos y las curiosas campas en lo más alto: porque más que grandes cumbres, Urbasa luce en la cima una gran meseta con pastos, bosquetes y la hendidura brusca -como dirían los ingleses, muy dramática- del escenográfico Circo del Urederra.La distancia entre una y otra villa no es mucha, pero el viajero curioso puede tardar varios días en franquearla si tiene pocas ganas de coche y muchas de paseo a pie. A uno y otro lado del camino se abren miradores, senderos y pistas que siempre, incluso cogidos al tuntún, acaban desembocando en lugares hermosos: muchos piensan que el hayedo mixto de Urbasa es el más hermoso de Navarra, incluso en una tierra de bosques espectaculares como ésta.
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