Un paraíso para los amantes de la naturaleza, la alta montaña y el senderismo. Y al alcance de todos: deportistas, turistas convencionales y familias al completo. Un paraíso al que conviene acceder con información, un buen equipamiento y una cierta cautela para no cruzar la frontera entre el sano disfrute y el riesgo innecesario. Es el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo aragonés, hacia el que confluye en verano una riada de visitantes que la vigilancia, las normas de utilización y una conciencia ecológica cada vez más extendida mantienen bajo control.Un territorio de más de 15.
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