Existe un Berlín a contracorriente, el Berlín de los sentidos, que te permite darte un baño en plena ciudad, comer en un restaurante a oscuras, o que incluso te ofrece arte mientras duermes. Ver, degustar, sentir. Parece que la capital alemana quisiera reírse de la relatividad de las cosas, invertir la causa-efecto o, al menos, ponerse en el lugar de los demás. ¿Cómo se puede dormir en una habitación-galería única en el mundo? ¿Qué sentir sumergiéndose en unas aguas rodeadas de otras contaminadas? ¿Qué tal una sopa a oscuras?
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