Crece la Mérida romana y el templo de Diana -el edificio religioso mejor conservado de la época- se airea con un nuevo marco urbano. La plaza recién estrenada devuelve el templo a las proporciones cívicas del siglo I antes de Cristo, cuando fue levantado. Así, edificando un marco y despejando calles, la antigua colonia reconquista su pasado. Y establece un nuevo vínculo entre su propio origen y el puñado de edificios clásicos que se mantienen en uso.
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