Apretado entre la interminable sucesión de cumbreras y vallejos de la cordillera Cantábrica, el macizo montañoso de Mampodre alza su silueta en medio de una comarca sombreada por los Picos de Europa y bañada por el pequeño mar de Vegamián. Todavía no han olvidado los nacidos en la comarca cómo este piélago de agua se tragó a ocho pueblos hace una treintena de años. Al igual que en el vecino valle de Riaño, los ríos embalsados han cambiado unos parajes duros de escarpaduras pétreas, que ahora se suavizan mirando sus perfiles en los espejos líquidos.
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