El 22 de julio de 2003 salió la última gota de mercurio en Almadén, el pueblo-mina por excelencia. Después de 2.000 años de explotación. El declive empezó en los años setenta del siglo pasado, cuando el precio del mercurio cayó en picado tras un envenenamiento masivo en Irak. La mala fama del mercurio se había afianzado. Después del cierre definitivo de la mina podían ocurrir dos cosas: que las instalaciones quedaran a merced de los chatarreros y de los buscadores de tesoros mineralógicos, como ha ocurrido en muchas otras minas, o reconvertirlas en un parque minero dedicado al azogue, el mercurio de los mineros.
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