El inicio tardío de la vendimia en La Rioja augura una temporada más amplia para el turismo enológico. Las bodegas se disponen a recibir los nuevos mostos, y algunas como Puelles, a toda una legión de visitantes ávida por asistir al proceso de vinificación casi desde la cama, con vistas al viñedo en sazón. Tras varias generaciones de cosecheros a granel, los hermanos Jesús y Félix Puelles han reconvertido estas instalaciones en un próspero negocio de viticultura ecológica y hostelería dedicada al mundo del vino. La sala de barricas conserva el sabor antañón de la bodega que edificaron sus tatarabuelos en 1844, junto a un molino hidráulico del siglo XVII que da hoy nombre a una de sus marcas más reconocidas: El Molino de Puelles.
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