Lo difícil es llegar sin recelos y no amedrentarse por el ambiente canalla que se palpa en la calle. Sobre todo durante los fines de semana y a la salida de la cena. Aun así, merece la pena. Juanjo López, patrón de la casa, economista de profesión y cocinilla por convencimiento, ha convertido esta tasca ilustrada en una pista fiable dentro del ámbito gastronómico madrileño. Y eso a pesar de que no suele figurar en las guías ni tampoco en los listados especializados.Quienes a diario lo abarrotan acuden para disfrutar con una cocina de mercado elemental, aprendida a golpes de intuición, inspirada en numerosos viajes y copiada de recetarios comerciales.
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