Hay que ir a las cataratas del Iguazú para sorprenderse, como fue allí su descubridor europeo, Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Alvar era jerezano, y si en el siglo XVI ya los de Jerez hablaban como ahora, es posible que exclamara: ¡Ozú!Hay un monumento a Alvar Núñez en la confluencia de los ríos que nutren las cataratas; pero el monumento son las cataratas. Son tan poderosas que ahora son más que la política: coexisten en tres fronteras, Paraguay, Brasil, Argentina, pero son un país entero: el país de las cataratas.
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