ELLOS CONTEMPLAN París desde las torres de Notre Dame.Ellos son los demonios, las figuras grotescas, los pájaros irreales situados en un pilar gótico o suspendidos en algún saliente del muro.Ciegos, indiferentes, altivos con los visitantes que suben a las torres, son, en cambio, dóciles, atentos, y están pendientes de la ciudad. Con su vista agudísima mientras observan el tejido de la vida parisiense, parece que siempre buscan algo que les llame la atención y no pierden ningún movimiento, aunque a veces parece que sólo dan una ojeada.Con su mirada o su vistazo, la ciudad cobra vida cada mañana, al margen del sol o de las nubes.
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