Murió justo a tiempo de convertirse en mito. "Si me muero, que me muera / con la cabeza bien alta", escribió, y a la posteridad le ha resultado fácil alimentar una leyenda. Pero por encima de todo está el ser humano, y la posibilidad del reencuentro con su obra, su vida y su muerte en el centenario de su nacimiento. Una razón poderosa para visitar los espacios de Miguel Hernández y para adentrarse en lo que a él más le importaba, su poesía, repleta de destellos contemporáneos: "menos tu vientre / todo es confuso".Una temprana mañana de domingo en Orihuela (Alicante) es "silencio que naufraga en el silencio", calles solitarias, ecos de pasos, palacios asomándose a la luz.
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