Atenas es una ciudad desangelada, salpicada de rincones simpáticos y ennoblecida por los testimonios de un pasado único. En muchas calles del centro, la alternativa a verse rodeado por construcciones irrelevantes consiste en volver la mirada a la siempre dominante Acrópolis. Sobre todo ahora que el Partenón y el Erecteión se encuentran liberados de los andamios metálicos que los atenazaran durante décadas a fin de lograr una admirable restauración de su mármol por una técnica de rayos láser.
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