PARA ALGUIEN que ande flojo de fondos y sobrado de ganas de ver el mundo, parece fantasía poder estar hoy en León y mañana por la tarde sentir la brisa, sentado sobre una roca de granito rosa, entre retorcidas matas de boj, en Ploumanach, en la costa francesa. Los recuerdos de mi primer gran viaje en coche, hace ya 10 años. Desde León hasta Burgos, atravesando el puente de Melgar de Fernamental; una loba, con ubre de tener lobatos, cruzando en mitad del páramo; Quintanapalla, repasar las notas para no perderse, y desayunar.
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