Mirando la lámina quieta azul brillante, uno no necesita ser vidente para constatar un vínculo invisible entre Sitges e Ibiza. El ambiente fue, tradicionalmente, bohemio y tolerante en la comarca barcelonesa del Garraf. Lejos de la típica estampa de la iglesia y la playa donde se localiza el Chiringuito (que dio nombre universal a este tipo de local veraniego) se singularizan dos terrazas: Sausalito y Alberto Beach Club. En ellas, el playero puede reclinarse en una hamaca, escuchar música y realizar un gesto tan inequívocamente ibicenco cual es alzar la mano para que acuda el camarero.
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