Arena que se escurre entre los dedos de los pies. Música chill out o de lo más pachanga. Durante el día, calamares, bravas y refrescos. De noche, mojitos y caipiriñas. Y sobre todo, mar. Mucho mar. Los chiringuitos de playa son el lugar perfecto para vivir el verano, y parece que los barceloneses ya se han dado cuenta. Si a principios de los noventa la revolución que vivió la ciudad fue la apertura al Mediterráneo, ahora toca saborear la victoria y aprovechar el sol y la playa desde primera hora de la mañana hasta entrada la noche.
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