Dos ríos tiene Segovia: / el Eresma y el Clamores, / con sus huertos que compiten / en holganza y en primores". Así describía un romance antiguo las dos vegas de Segovia. En otoño, la del Eresma se transforma en una carta de colores por obra y gracia de las arboledas. Los caminos de estos sotos nos devuelven a un pasado de santos y místicos, reyes y fábricas de moneda, procesiones a media noche, y milagros con conversión religiosa incluida. Todo ello en unas dos horas de paseo.
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