Comenzar un día en una de las ciudades más bellas de España tiene un inconveniente: madrugar. Si es domingo, no hay que preocuparse. Probablemente le despierten tambores o txistularis por la parte vieja de la ciudad. Si no, es necesario ponerse el despertador. En San Sebastián hay mucha tarea que hacer en una jornada: mar, montes, arte, paseos, noche, y una ciudad que prácticamente no para en todo el año.
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