A Salamanca no se la desnuda en 24 horas. No es fácil conquistar la ciudad del hornazo, el vino de Toro y el plateresco en un día. Parece una cebolla; acumula demasiadas capas. Está la Salamanca latina (la del puente romano de Salmantina), la gótica (catedral nueva), la renacentista (Casa de las Conchas) y la modernista (Casa Lis). Polifacética, una jornada bien aprovechada permite enamorarse de su elegancia monumental.
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