El orgullo bretón se viste de fiesta. Después de 15 años de trabajos y tres de cierre total al público, el castillo de los Duques de Bretaña, antigua sede del Estado bretón, reabrió sus puertas. La ciudad ha invertido 51 millones de euros y aspira a que se convierta en modelo de museo europeo. Las novedades no son pocas. Se han restablecido dos entradas originales: el puente, del lado de la catedral, y el de la poterna del Loire, del lado del tranvía.
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