Hasta cierto punto puede considerarse razonable que un club de fútbol explote un restaurante abierto al público. Lo que resulta mucho más insólito es que la comida sea buena y que su nivel culinario esté por encima de la media. Desde que hace tres años el Deportivo de La Coruña se hizo cargo de este restaurante y de la cafetería anexa, quedó en evidencia que Lendoiro, su presidente, también pretendía triunfar en el aspecto gastronómico. Primero fichó al gallego Javier Rodríguez, que acabaría ganando el campeonato de España de jóvenes cocineros.
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