Antes que cocinero, Pedro Subijana parece un corredor de fondo al que no se le agotan las pilas. Junto con Juan Mari Arzak protagonizó en 1977 el acto fundacional de la nueva cocina vasca, y 30 años después sigue en la cúspide de la vanguardia. Entre aquellos dos platos que encumbraron su fama a comienzos de los ochenta (lubina a la pimienta verde y huevos Igueldo) y su actual langosta destilada, prodigio de aromas y ligereza, median décadas de evolución y cambios.Más que nunca hasta ahora, sus creaciones revelan intuición y un sentido del humor a raudales.
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