Besos en los Planteles, una cerveza en la terraza de la Rocalla, el trino del pito real o, junto al estanque, el desfile urbano más colorido y divertido de la ciudad. En otoño, el parque del Retiro, emblema de Madrid, se tiñe de colores anaranjados y por sus avenidas se cruza el guapo con el friki, la artista con el corredor, las familias con el solitario. Lo decía Bécquer en el siglo XIX cuando comparaba el recorrido por el parque con "un viaje en ómnibus; un paseo donde se reúnen paletos y damas, artesanos y estudiantes, ricos y pobres".El jardín es uno de los mejores lugares del mundo para ver gente, el llamado people watching.
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