Lo primero es comprar la libreta de autógrafos. Cuantos más personajes se vean, más firmas y más fotos (el héroe galáctico Buzz Lightyear no firma, pero posa encantado). Hay niños que tiemblan y lloran al ver que su ídolo ha cobrado vida y otros achuchan con besos y abrazos a su personaje favorito. La emoción está asegurada, si tenemos en cuenta que ver a los personajes no resulta tan fácil. Aparecen y desaparecen, y nunca se sabe cuál es el personaje que va a salir a saludar en las zonas señalizadas.
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