Queda poco para el descorche de la última añada, y las bodegas del Duero andan ya de trasiego por lo mucho que promete el nuevo vino. Al despuntar el alba se inician las labores en la finca que Haciendas de España explota junto al parque natural de Los Arribes del Duero, descrito por Unamuno como uno de los paisajes más bellos de España, donde envejece el tinto Durius, elaborado en su día por el marqués de Griñón. En total, 70 hectáreas de olivos y viñedos ordenados en espaldera bajo la supervisión del profesor australiano Richard Smart, asiduo cliente del hotel que la propia bodega ha inaugurado hace apenas un año a pie de pámpanos. Su torre neomudéjar, flanqueada de arquillos por los cuatro costados, se columbra desde la carretera que conduce a Fermoselle, en la raya zamorana de Portugal.
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