La llanura mesetaria de la Castilla más vieja se guarda al abrigo de algunas de las cuerdas montañosas más significadas de España: los Picos de Europa, la sierra de La Demanda, el macizo de Urbión, la sierra de Gredos y Los Ancares rodean en tres cuartas partes el territorio castellano-leonés. Entre llanos, laderas y cumbres, y las vegas de la cuenca hidrográfica del Duero con todos sus tributarios, se recrea un mosaico de ecosistemas salpicado de parajes singulares. Muchos de éstos han merecido de una de las categorías de protección ambiental de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León: la de monumento natural.
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