Adiós calor, bienvenido frío. Después de las altísimas temperaturas y los incendios del verano, la ciudad más grande de Europa vuelve a ser la que era: obras monumentales, polución, lujo y un constante bullicio. Aún no ha cuajado la nieve, pero estos días la temperatura máxima apenas alcanza los 8 grados. Y aunque se encuentra algo lejos de España -unas cuatro horas y media en avión desde Madrid: con Iberia (www.iberia.com), ida y vuelta desde 270 euros-, un día dentro del Anillo de los Jardines (el segundo de los cinco que rodean Moscú, de 17 kilómetros) da para explorar el pandemonio ruso.
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