Lars Stroschen quería llamar a su hotel "un museo para pasar la noche", pero las autoridades no le dejaron. Cosas de las licencias municipales. Los funcionarios nunca han sido los primeros en ver venir las tendencias.Los hoteles artísticos, decorados por pintores, escultores o grafiteros y concebidos como auténticas obras, arrasan. Stroschen, músico y artista polifacético sin experiencia hostelera previa, creó el Propeller Island City Lodge de Berlín con sus propias manos.
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