Hay ciertos nombres muy evocadores que, sólo con pronunciarlos, suenan a aventura, a literatura y a historia. ¡El alfoz de Lara! Uno dice estas palabras y ya siente que está galopando: dan ganas de coger una cota de malla, la espada y lanzarse a guerrear. Esta tierra de romances, de cantares de gesta, de versos lopescos y de novelas barojianas tiene un paisaje a la altura de su leyenda; mil caminos que se adentran en bosques de hayas, robles, quejigos o sabinas, y un perfil épico dominado por peñas y montañas. Cualquier persona que ame la naturaleza, la literatura, el arte ola historia debería cerrar inmediatamente el periódico y venir hacia el alfoz.
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