La costa asturiana invita al descanso, a la contemplación, a dejar pasar las horas en una terraza o bajo una sombrilla y olvidarse del ajetreo que llevamos con nosotros allá donde vamos, sea en playas, museos o puertos blancos de la Costa Verde. Lo de "abrir los sentidos a nuevas sensaciones", en modo alguno es caprichoso como en estos 354 kilómetros de litoral. Tras el diluvio primaveral, la costa se ofrece este verano más jugosa que nunca ?una auténtica selva?, pues a eso vienen los visitantes, a empaparse de verde y de clorofila.
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