El tramo bajo del cacereño río Alagón discurre calmo por las fértiles tierras de Coria al encuentro con el gran Tajo, a través de alomadas dehesas de encinas centenarias, que en estas fechas paren sus apetitosos frutos. Pero el remanso de sus aguas topa con los crestones rocosos de la denominada sierra de la Garrapata, estrechando su paso hasta quedar convertido en una boquera de un par de decenas de metros por la que el cauce se humilla ante la verticalidad de los canchales. Estos riscos forman el eje básico de un paraje declarado zona de especial protección para las aves (ZEPA), con el topónimo de Canchos de Ramiro.
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