Kilómetros de desierto y ni un solo poste eléctrico a la vista. Esto fue lo que descubrió Sergio Leone al rodar exteriores en el desierto almeriense de Tabernas para su película Por un puñado de dólares (1964). Al igual que los colonos norteamericanos del siglo XIX, el director romano había encontrado la tierra de las oportunidades, un lugar que ya habían pisado directores como el español Joaquín Luis Romero Marchent con títulos como El coyote.La película de Leone, que figuró en los créditos con el nombre de Bob Robertson para que el origen europeo del filme pasara inadvertido, resultó un éxito.
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