El 13 de abril de 1619, el sacristán de la iglesia de San Pedro, la más antigua de la ciudad, accede a la extraña petición de prestarles la llave a tres de los racioneros para entrar de noche a la capilla de San Cosme y San Damián sin darle explicación. Movido por la sospecha, aparece en la iglesia y se los encuentra pala en mano.En aquellos días, la viveza de la tradición oral de los Amantes había desatado un debate sobre su veracidad.
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