Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa mantuvieron una noche una larga y apasionada conversación sobre París. Afrancesados uno y otro desde sus primeras y precoces lecturas, ambos sentían por igual que París les había otorgado a sus vidas algo profundo e impagable, una percepción de la experiencia humana, cierto sentido tangible de la belleza. Y dice Vargas Llosa que le dijo sentenciosamente Cortázar: "Así como uno elige a una mujer y es elegido o no por ella, pasa con las ciudades. Nosotros elegimos París y París nos eligió".
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