Si tal vez hoy Barcelona, como todas, como todo, es un espacio de memoria visual, fotografiado hasta la saciedad, plató de anuncio y reclamo turístico de las líneas aéreas de bajo coste, antes, como todos, como todo, fue un libro. Mucho queda en pie de la Barcelona revolucionaria de George Orwell, del romántico barrio de Gràcia de Mercè Rodoreda, del Carmelo obrero de Juan Marsé, del Sarriá goloso de JV Foix, del mercado de Sant Antoni de sueños de segunda mano de Terenci Moix, del Raval negro y gastronómico de Manuel Vázquez Montalbán o del gótico costumbrista de Pitarra.Más allá de la publicidad que supuso para algunos escenarios el centenario de Don Quijote (que pasó por aquí) y el éxito de La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, surgieron en 2005, Año del Libro, rutas e incluso libros (muy recomendable es Paseos por la Barcelona literaria, de Sergio Vila-Sanjuán y Sergi Doria, Editorial 62) sobre la Barcelona más literaria, que impulsan la memoria de una ciudad de letras.
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