TENEMOS cita con Abdalá en el aeropuerto de Tamanraset, en el centro del Sáhara argelino. Es un hombre de unos 60 años que nos guiará por el gigantesco desierto en un viaje que no será, inevitablemente, más que hurtar un vistazo a través del ojo de la cerradura. Antes de salir, todo debe estar previsto: agua, combustible y comida. Abdalá transmite una sensación de seguridad y conoce los caminos, las dunas y uadis del desierto con un detalle sorprendente, casi imposible.
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