La Alcarria es un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir". Es el arranque brillante y citadísimo del Viaje a La Alcarria de Cela. Y equivocado a estas alturas, porque a la gente ya le va dando la gana de ir a la Alcarria. O por lo menos a Brihuega, una de sus capitales oficiosas: comenta el vigilante de su fábrica de paños que el año que viene empezarán las reformas para convertirla en flamante hotel de lujo. De obras así se sabe cuándo empiezan, pero no cuándo acaban, y a veces se arman estropicios imprevistos.
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