A finales de los años sesenta, varios artistas comenzaban a realizar en Europa las primeras creaciones escultóricas no figurativas en espacios naturales. Eran jóvenes que a partir de los conceptos vanguardistas, y en especial de la abstracción, pretendían entablar un nueva relación entre el arte y la naturaleza. Buscaban la armonía entre lo artificial y lo original, respetando el entorno y resaltando la importancia de la puesta en escena.El libro Guía de Europa.
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