La penúltima noche de agosto de 1888 hubo tormenta en Londres y dos incendios en los muelles tiñeron el cielo de rojo. En el East End, un millón de personas dormían hacinadas. Cuatro peniques por un colchón en el suelo de un albergue; por dos, rope money, se podía dormir acuclillado, el cuerpo sujeto a la pared por una cuerda. Muchos preferían calentarse en los pubs. Había 45 en una sola milla de Whitechapel Road, la jarra de ginebra costaba un penique.
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