París es una fiesta que nos sigue", escribió Ernest Hemingway a un amigo desde la ciudad donde vivió pobre y feliz cuando era joven. Muchos años después, enfrentándose al mismo tema, Enrique Vila-Matas escribiría un libro titulado París no se acaba nunca, tomando prestado del viejo Hem la frase que encabeza el último capítulo de la mejor obra que el americano dejó antes de morir ante el pelotón de fusilamiento de sí mismo. Si Hemingway convierte la ciudad en el cielo que se abre para recibir a un joven hambriento de escritura, Vila-Matas muestra cómo un escritor en ciernes se las ve y se las desea para terminar su primera novela a pesar de París y todos sus diablos. Pero París es muy grande.
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