En el mapa donde trazo a rotulador el itinerario de mis viajes existía un tramo interrumpido en África occidental, una cicatriz en la línea continuada entre El Aaiún y la Costa de los Esclavos, en las playas de Benín y Togo. De Dakar a Bamako. Para un coleccionista de trenes clásicos, o míticos, o viejos, la existencia de una línea de ferrocarril entre ambas capitales era además un reclamo que arrastraba.
Categorías:
Etiquetas:
0 comentarios
¿Quieres comentar? Regístrate o inicia sesión