Por un lado, luces que cambian progresivamente de color, columnas de textura rugosa o estantes de metacrilato. Por otro, motivos de cuero grabado inspirados en la marroquinería tradicional, un mural de azulejos con enormes imágenes de toreros, una barra de zinc como las de las tabernas de toda la vida, o una gigantesca peineta que envuelve el fondo del recinto.Tomás Alía (Toledo, 1964) explica en Sol y Sombra (Echegaray, 18), uno de los últimos locales de ocio noctámbulo que ha diseñado en Madrid, que ha querido reinterpretar el ambiente de las tascas del barrio de las Letras. "Me propuse revisar el tabú que hay alrededor de los iconos de la tauromaquia, del flamenco, de la España cañí.
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