Horizontes volcánicos, aroma de pueblo y colorista mezcolanza humana: la esencia del cabo de Gata. Como sucede en el pintoresco Rodalquilar, con sus casas blancas, calles polvorientas y ruinas de las viviendas de los trabajadores de las antiguas minas de oro que presiden el pueblo. Aquí el alojamiento más estimulante lo ofrece el cortijo El Campillo, ubicado en plena naturaleza, en la carretera que une Rodalquilar con Los Albaricoques. Aprovechando la cercanía, vale la pena visitar el abandonado cortijo del Fraile, en medio de un desolado páramo, donde sucedieron los trágicos hechos del 22 de julio de 1928 que inspiraron las Bodas de sangre, de García Lorca.
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