Como ocurre con muchas ciudades de la Europa oriental, la poco prometedora llegada a Sofía hace difícil imaginar que la capital de Bulgaria pueda llegar a ser una seria competidora de Praga y Budapest como un nuevo e importante destino turístico en el este europeo. El primer tramo del trayecto entre el aeropuerto y el centro de la ciudad ofrece una visión de interminables barrios de aspecto soviético, recuerdo de los años duros del comunismo, e incluso algunas fábricas en lontananza; pero el paisaje urbano cambia rápidamente cuando se avanza hacia el corazón de Sofía: parques, terrazas, bellas avenidas, edificios imponentes, iglesias, mezquitas turcas, una sinagoga sefardí modernista de principios del siglo XX..
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