Poner un pie en Tánger significa sacarlo del mar y meterlo en un muelle sacudido por las idas y venidas de cientos de marroquíes que ofrecen una habitación, un taxi o una visita guiada. En enero, la visita hubiese arrancado así: en el puerto tangerino tras bajar de un ferry. Sin embargo, desde el 1 de febrero, los seis vuelos semanales de la bajo coste Easyjet tienden un nuevo puente entre Madrid y la ciudad marroquí. Nuestra aventura, de más de 48 horas (por 139,48 euros, más 40 euros en compras de souvenirs), arranca un mes antes de partir frente a la pantalla del ordenador.
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