Un manto forestal de pinos albares cubre las alturas de la sierra de Neila, mientras los bajíos de sus valles se guardan entre viejos bosques mixtos de robles, hayas, acebos y fresnos. El entorno de estas montañas se enmarca dentro del espacio natural de la sierra de la Demanda, un área geográfica perteneciente al sistema ibérico marcada por la ancestral tradición trashumante de sus pobladores. Una cultura pastoril que fomentó en estos montes, con vertientes hacia las provincias de Burgos, Soria y La Rioja, el mestizaje de sus aldeas serranas, como en el caso de Neila, con los pueblos adehesados de Extremadura, mediante el trasiego anual por las cañadas reales soriana y segoviana de cientos de miles de ovejas merinas.La riqueza del patrimonio cultural de la sierra de Neila se dilata en la historia mucho antes de la creación del Honrado Concejo de La Mesta, con testimonios notorios como los del puente romano de Hontoria del Pinar, en la cabecera del río Lobos; los pórticos románicos de Jaramillo de la Fuente, Vizcaínos y Pineda de la Sierra; la necrópolis altomedieval de Cuyacabras, en Quintanar de la Sierra, considerada la más importante de la Península, con 166 tumbas antropomórficas y 13 nichos, excavados sobre una extensa lancha de piedra; el eremitorio de Cueva Andrés, muy cerca también de Quintanar, y las necrópolis de la Cerca y de la ermita de la Virgen de Revenga, en Regumiel de la Sierra.
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