Ni siquiera parada y fonda, sólo estación de paso. Los trenes se detenían un momento y los andenes se llenaban de "vendedores de cinto", con faltriqueras repletas de navajas y cuchillos. Sigue siendo un cruce de caminos, con magníficas autopistas, autovías y AVE. ¿Vale la pena apearse? Albacete apenas tiene monumentos antiguos, así que parece obsesionado por suplir esa carencia a golpe de vitalidad, de querer agradar. Se la podría tildar de self-made city, ciudad amasada por simples ciudadanos que, como escribió Unamuno, "poco debe a reyes, a mecenas o a monjes".
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