Ha sido un hotel pionero en la consolidación del turismo de interior en Mallorca, ajeno al modelo consumista de sol y playa, hoy en crisis. Su artífice, Richard Branson, aterrizó en la isla durante la oleada hippy, aprovechó sus encantos mediterráneos para crear el sello discográfico Virgin y salió de ella convertido en un magnate de los negocios con título de sir del Imperio Británico. Hace unos meses vendió La Residencia al grupo hotelero Orient Express, el mismo que gestiona los legendarios trenes de Londres a Estambul, el cual ha invertido una fortuna en devolverlo al primer plano del turismo de lujo internacional.Se percibe el nuevo estilo en el acendrado ceremonial de entrada, justo enfrente del núcleo primigenio de Deià, probablemente el pueblecito más pintoresco del archipiélago balear y, desde luego, el más mundano desde que Robert Graves fijó aquí su residencia.
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