Es posible seguir a un elefante que camina por las calles mientras gime, ruge y ducha con agua expulsada por su trompa a niños y viandantes atónitos y fascinados? ¿Seguir a una marioneta gigante movida por una grúa? En Nantes sí. La ciudad se reinventa y en ocasiones parece un inmenso teatro repleto de espectáculos. No en vano es la ciudad natal de Julio Verne, y algo de ingenio, de delirio, de imaginación desbordante tenía que heredar.
Categorías:
Etiquetas:
0 comentarios
¿Quieres comentar? Regístrate o inicia sesión