Indefinible en el horizonte abulense, el hotel del club de golf El Fresnillo suma argumentos en el feísmo que la marea inmobiliaria ha generado en el paisaje en los últimos años. Ni el incipiente pinar sembrado a su alrededor, ni el charol herbáceo del green de 18 hoyos, par 72, alivian el antojo de un edificio construido con más idea de epatar que de emocionar. La carpa de plásticoa un costado invita a mirar para otro lado con la esperanza de vislumbrar en días despejados las torres de la ciudad que vio nacer a santa Teresa.Pero, todo hay que decirlo, éste es el único hotel de cinco estrellas que tiene la provincia.
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