Toda la ciudad da la espalda al mar. Pero Vigo goza de un emplazamiento envidiable, con su puerto, su ría y sus cabos. Y ya va siendo hora de que los abrace". César Portela, uno de los arquitectos responsables del Museo do Mar de Galicia, recorre sus patios, plazas y naves sin perder de vista el océano Atlántico. Sus pasos por el mirador de Poniente, el patio de la Palmera, la taberna o el faro, parte del museo, trazan un diálogo fluido entre la tierra y el agua. Una conversación que el artista pontevedrés empezó a imaginar en 1992, junto al ya fallecido Aldo Rossi, cuando el Consejo de Vigo y la Xunta de Galicia les encargaron convertir una fábrica conservera de 1887, situada en la playa de Alcabre, en un museo marítimo.
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